el 26 de Julio del año pasado, una lluviosa noche de invierno en Sydney, ponía por primera vez los pies en suelo Australiano y seis meses y medio después ha llegado la hora de la despedida; me despido de Australia, de Brisbane y de nuestra casa en Vulture street, de los nuevos amigos y de los que siempre han estado a mi lado, del verano y del ventilador, de las hormigas asesinas y de los murciélagos gigantes... en fin, muchas cosas que se quedan atrás y otras muchas que están por venir.
Ha sido un placer escribir este blog y sinceramente espero que lo halláis disfrutado al igual que yo lo he hecho contando nuestras batallitas, no es que se cierre, pues aun quedan dos Brisbaneros por aquí, pero si que está será mi última entrada. Como mi aventura en Australia me quedo en el blog con una sensación de "coitus interruptus", las circunstancias son así y no merece la pena lamentarse, pero se me han quedado en el tintero muchos temas de los que tenía pensado escribir: contaros más historias sobre los aborígenes, explicaros las cosas que Sevilla o cualquier ciudad de España debería copiar de Brisbane, hablar de una teoría que tenemos por la cual estamos seguros de que Rojas Marcos (ex alcalde de Sevilla) visitó Brisbane y por eso tenía la "loca" idea de construir una playa artificial en el Guadalquivir, contaros el gravísimo problema que tiene este país con una terrible especie invasora, los conejos, que ha arrasado gran parte del estado de Victoria, también hablar de las manadas de caballos y camellos salvajes que habitan el inabarcable interior de Australia, subir muchos de los vídeos que tenemos grabados, desmitificar la leyenda de que en Australia el agua del váter gira en sentido contrario al tirar de la cadena, contaros por que aquí los coches Opel se llaman Holden y mi mítico Opel Corsa es un Holden Barina, o recordar que la exposición mundial de 1988 se celebró aquí en Brisbane en el South Bank........
Por mi parte nada más que añadir, me quedan dos días en el país que voy a pasar visitando Sydney para así quitarme la espina de ver, por fin, la Opera House.
Ha sido todo un placer.
Adiós Australia, un Brisbanero se despide.